Yo cómo muchos de Uds. también he sido cómplice (jugando) de defender a los jueguitos en los ´90. De sin querer llevar al family, el sega y el supernintendo a lo más alto, inclusive desobedeciendo a nuestros padres y soportando las molestias de los que te veían como “raro” por dedicarle tanto tiempo a una actividad “insana, inmadura e irresponsable”. Y vaya que le dedicamos tiempo, le dedicamos los mejores años de nuestra vida. Nos convertimos en expertos en la materia. A pesar de todo nos divertimos mucho, luego como es lógico, uno creció y las cosas de la vida adulta ocuparon el lugar de nuestra diversión. Durante unas décadas el furor pasó y todo aquello había quedado simplemente como un recuerdo de la adolescencia, la consola se apagó y los amigos siguieron su vida.
Hoy es un día especial para mi, Y me es imposible no dar testimonio de esto, porque se que a Uds. también les interesa dejar constancia de lo que han vivido, de que se tenga presente. De que en tiempos que no existían las comunidades de internet, se estaba forjando una comunidad muy fuerte que compartía, que jugaba, que se ilusionaba, que no dormía, una comunidad que compartía el mismo sueño. Antes de que monstruosas empresas comerciales como Sony o Microsoft la descubriera.
Por suerte hoy puedo escribir estas palabras, no podría hacerlo si todo fuera cuestión de nostalgia. Cómo amantes de “los jueguitos” debemos y tenemos, la responsabilidad de valorizar el presente. Lo que vivimos hoy es nada menos que la cristalización de millones de momentos y acontecimientos vividos a lo largo y a lo ancho del mundo, de salones de arcades llenos, de televisores gastados, de jugadas interminables con amigos, de cybers repletos de jugadores.
Disfrutemos del momento actual, Le demos el valor que se merece, porque se trata de la consolidación de aquella pasión que ahora ya es mayor de edad. El videojuego hoy se ha convertido en un culto, un arte reconocido y una industria en donde muchos jóvenes creativos han encontrado su lugar y futuro. Jóvenes que a diferencia de nuestra generación no tienen vergüenza de decir que van a dedicar su vida a los videojuegos.
Y por sobre todo disfrutemos porque todos sabemos que a la larga por más que uno quiera, por más vidas que logremos, o por más que subamos de nivel, a toda aventura le llega su “Game Over”.
Las vueltas de la vida, ¿quien lo diría?, El “vicio” se convirtió en algo admirado, estudiado, respetado y también se convirtió en historia.
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